Pero hoy quiero contaros la salida que con el CLUB MOTO CLÁSICA CASTELLÓN hemos realizado por un recorrido de ensueño en un otoño en que los colores  verdes  cambian con  los primeros días de la estación, colores que han ido esperando todo el verano para hacerse visibles, los amarillos y los naranjas que desvelan las hojas  ya caídas en la alfombra del bosque, y las cunetas se llenan del color del oro, los rojos intensos, los marrones cálidos… colores obtusos, colores abstractos de sentidos indefinidos.
Al otoño lo vio Rafael Alberti como un puñal que asesina al verano…  yo lo veo como la entrada al bosque de mis sentimientos, de mis recuerdos en mi alma viva por sentir una melodía en el piano del mas allá, de la fina lluvia al amanecer  y al atardecer de cualquier día de neblinas a la orilla de la playa, del frio que mis pulmones reciben al respirar, y hoy ha sido un día de esos  donde los sentidos se agudizan por sentir.


Pero empecemos por el principio, en Castellón lugar de salida, el parque Ribalta, como siempre que salimos con los amigos de este gran club, son las 9 de la mañana y nos ponemos en marcha uno tras otro como una cadena perfectamente ensamblada en su engranaje, ya en los primeros minutos se nota el fresco de la mañana y según nos íbamos adentrando en la carretera de la Benadressa  ya a las a fuera de Castellón  se sentía más intenso, las primeras curvas y las sensaciones que empiezan a salir poquito a poco, dejamos la CV-197 y nos incorporamos a la CV-10 que nos llevaría hasta Onda en fiestas, donde en estas fechas se celebra  la Fira d'Onda y se notaba el ambiente de fiesta  ya en estas primeras horas de la mañana. Cruzamos la ciudad  y se nos abren las puertas de entrada a la increíble y misteriosa Sierra de Espadán, dejamos atrás Artesa, y en Tales nos esperaban los amigos del  Moto Club La Pallisa, ellos nos conducirían por un entorno de carreteras como laberintos entre arboles dormidos, pero no están dormidos, solo esperan su oportunidad de volver a sentir en verde. Todos  nosotros en nuestras motos de época  expectantes a lo que la naturaleza nos enseñaría según  transcurran los kilómetros, y llegamos a Benitandús, lugar donde haríamos el almuerzo.
Un estrecho y antiguo puente, entre la bóveda de la chopera permite el acceso a la pequeña plaza del pueblecito  presidida por la pequeña y vieja iglesia que está dedicada a la Mare de Deu dels Desamparats, y donde la campana brilla por su ausencia, porque algún amigo de lo ajeno se la llevo seguramente para rezar por sus pecados.
Una sola calle, paralela al cauce del rio Veo, que empieza aguas arriba, atraviesa la plaza y se desliza en pendiente hasta confundirse con el rio en su parte baja, donde una fuente mana entre calle y rio. Los alrededores cubiertos de pinos y arbustos y no muy lejos se divisan unos bancales en terrazas, desde donde se puede ver la formación rocosa de los Órganos, famosos entre los excursionistas y senderistas de la comunidad.


Terminado el  ágape matinal, seguimos nuestro caminar por Veo, Alcudia de Veo,  Algimia de Almoracid, y nos adentramos en un camino rural asfaltado hasta Matet, estamos en pleno Alto Palancia, en la vertiente occidental de la Sierra de Espadán, el camino es un túnel que se abre en contadas ocasiones al tímido sol de la mañana, formado por pinos hundiendo sus raíces en lo más profundo de la tierra donde sus copas se abrazan en lo alto de una inabarcable vista al cielo, el olor intenso a resina se percibe fuerte y el suelo de hojas y piñas caídas como queriendo adornar  esta alfombra de mil colores delicadamente puesta a los pies de pinos y alcornoques, y entre ellos como pequeños duendecillos sacados de mil vidas diferentes, surcamos nosotros con nuestras monturas de hierro y caprichos mil, sintiendo los quereres  sentidos de la madre naturaleza que nos abraza en nuestro deambular como queriéndonos marcar el rumbo de ese campo que se queda quieto observándonos y nos alejamos cada vez más y más volando bajito, dejando llevar la imaginación donde tú solo puedes hacerla llevar.
Amiga naturaleza, vivirte  es todo un placer y un deleite para los sentidos, para los del cuerpo y los del alma…
Ya en Matet, hacemos una pequeña parada para tomar un café y comentar lo bello del camino hasta aquí, solo  nos queda hacer el camino de regreso, Villamalur, pintoresco emplazamiento sobre un monte elevado por encima de los campos y barrancos del Parque natural de la Sierra de Espadán, continuamos bajando, dejamos Sueras a nuestra derecha,  y en Tales nos despedimos de los amigos de la Pallisa, Artesa, en Onda a esta hora del mediodía  la algarabía de la fiesta  se nota más si cabe en las calles de la poblacion, poco a poco el grupo que al salir del parque Ribalta parecía  una cadena perfectamente ensamblada en su engranaje por la sincronización de cada uno  con sus monturas se va desmenuzando en grupos más pequeños, unos se quedan a comer en algunos de estos preciosos pueblecitos de la provincia de Castellón, otros nos dirigimos hacia Vila Real, donde la ultima cerveza seria la escusa perfecta para de nuevo volver a recordar la mañana  entre amigos entorno a una afición… SER AMIGOS a través de la MOTO antigua, que más da la marca, lo verdaderamente importantes es compartir  momentos y sensaciones en la inmensidad de la vida.
En casa sin novedad
Ser felices
Manuel M. (MAMU_56)

 

 

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