Cuarto día, 07/09/2021, hoy me está resultando difícil escribir la crónica por que no quiero ser mu ñoño, pero las sensaciones, pensamientos, fantasías, deseos, ilusiones, recuerdos y mil adjetivos seguiría diciendo y no me quedaría corto, hoy era un día para disfrutar, como cuando juegas una final y sabes el resultado incierto dentro de tu cabeza hasta que esta termina.

 Empezó el día con lluvia y muchísima niebla, era complicado el hacer kilómetros con esta climatología que según iba pasando la mañana desaparecía por momentos, dejando un día claro aunque con nubes amenazantes de lo que al final no callo, y nosotros mientras a lo nuestro, hacer kilómetros, por que la bola parece que se movía más lejos, aunque creo que era mi estomago cada vez que veía el rotulo de NordKapp y los kilómetros que faltaban, cuando cogí el cruce a la izquierda en Valan que me llevaría al destino soñado tantos años, el corazón me dio un vuelco, el estómago seme encogió mas me quedaban 31 kilómetros para hacer realidad lo soñado tantos años, intente disfrutar del paisaje, de los renos que por rebaños se ven a un lado y al otro de la carretera, incluso comiendo al lado del mar, iban pasando los pocos kilómetros que ya quedaban en una carretera que parece de scalextric, por sus subidas y sus curvas dentro de la tundra mas absoluta, desde lo lejos se divisa ya la bola blanca del edificio que sirve para las compras, y demás recados, ahora no tengo prisa de llegar y veo el cartel de 500 metros, dejo ir la madrileña, me reclino y ahora si me vienen los recuerdos de un viaje que fue duro hasta llegar aquí, andamos esos metros y veo el edificio ya en todo su esplendor…ahora si seme caen unas lágrimas, ¡¡AHORA SIIIIIIIII¡¡, grito con la tranquilidad del deber cumplido, con la tranquilidad que te hace ver que cuando persigues un sueño si quieres lo puedes lograr, solo tienes que desearlo con fuerza y luchar por él.

Me bajo de la madrileña, la abrazo…¡¡siiii, la abrace¡¡  porque ella con sus achaque me trajo hasta aquí, no sabíamos ni ella ni yo el día que fui a recogerla en Madrid, la compañía que nos haríamos y hasta donde podríamos llegar…me quito el casco y aspiro fuertemente el aire del norte que dice el amigo Toño Feijoo, me dirijo a un lateral donde se ve el acantilado y al final la deseada Bola, la miro con parsimonia, con templanza como los toreros, con moderación divina, la veo borrosa, por que ahora si me acuerdo de todo lo que nos costó llegar, me acuerdo como no de mi familia, espero se sientan orgullosos de un loco como yo, y les pido perdón por ser de esta manera, de mis amigos, de todos los que confiasteis en mi y me disteis ese adhesivo o ese pequeño regalo para que me acompañara…y a fe que me acompañasteis, os aseguro que me acorde de todos, y os abrace en el infinito acantilado acompañado de un mar inmensamente verde, y recordé a una persona en especial…tan especial como es mi mami, como me hubiera gustado decirla desde aquí ¡¡TE QUIERO¡¡, …solamente pude mirar al cielo y dedicarle un beso al infinito cielo que ella seguro estoy recogerá en su eterna bondad.

Luego hubo fotos, pocas, porque había demasiada gente venida con caravanas, pero lo importante era llegar y hacerme esa foto y recordar…simplemente recordar, sentir y disfrutar el momento.

Posdata. – Hoy puedo decir que los sueños se cumplen, con trabajo, dedicación y fe en uno mismo, y si tiene al lado a una mujer como Isabel, son más fáciles.

Ser felices

Manuel Martin (MAMU_56)

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