No salimos al alba como suelo hacer cuando no tengo un sitio en concreto donde hacer "unos" kilómetros, pero a esta hora de la mañana toda vía se notaba el fresco, y el bajón de las temperaturas era significante el cual se notaba sobretodo en los fuertes olores de pino y humedad que desprendía el lugar que elegí para ir calentando motores cerca del nacimiento del rio Llusena, un Camino Natural dentro de la Ruta dels Molins d´Aigua ,(a quien le guste caminar la recomiendo, precioso) la pista se fue haciendo dura y empedrada, pero el verdor y los olores que desprendían valía la pena estar en ese increíble entorno de paz... pero lo realmente duro empezaba a partir de ahora, con dificultad máxima  sobre piedras y llevando el Río Lucena con su cauce seco como espectador sublime y bello para "mi locura",  ¡¡mi objetivo¡¡,  llegar a una cantera "creo que es el término de Chodos" en la que termina esta pista, y realmente llegue agotado y con el embrague de la Madrileña echando humo, pensé que la vuelta  a Lucena seria mas difícil de lo que realmente fue (la experiencia de la ruta vista con anterioridad fue la clave para salir del lio) por que me quede sin zapatilla una vez más rota jejeje, con tranquilidad fuimos dejando atrás este entorno natural y precioso para volver de nuevo a la civilización, ¡mientras¡ mi cabeza dejaba paso a la imaginación y que esta volara sin rumbo fijo  para subir puertos más allá de donde yo me pudiera imaginar.
La verdad es que no se cómo fui a dar esta vuelta que al final se hizo más intensa de lo que imaginaba, jamás pensé cuando fui a Madrid a por esta vespa accidentada para arreglarla y hacer "algún" viajecillo con ella me iba a dar tantas satisfacciones y momentos como los que me está dando, pienso que me es fiel, es compañera de recuerdos y sentimientos que compartimos a cada kilometro, a cada vivencia cada cual mejor, aunque algunas veces hayamos dado con sus hierros y mis huesos en el suelo, pero hasta en eso compartimos nuestras vivencias convertidas en miles de kilómetros,  inclemencias del tiempo de todo tipo, de atardeceres que bien podrían haber pasado como amaneceres por sus infinitos colores anaranjados y rojizos de mil arcoíris bien hayados.
La naturaleza me ha ofrececido tantos rincones impresionantes para observar... me ha regalado tantos... El atardecer lo podía haber traido un pescador en su barca en cualquier ría de Galicia entre redes que irradiaban con mil gotas de agua, o en otra parte de España donde el heno trillado y lanzado al viento para su criba brillaba como oro en sartén de cualquier  pueblecito de Capdepera, Artà, Felanitx, Ses Salines,  Santanyí. en plena Serra de Tramuntana en Mallorca.
La Madrileña llegó a mi vida, creo, puesta por que todo sucede por alguna cosa, si fuera de carne y hueso diría que ha superado con creces todas las expectativas que yo no creía tener. Su "energía y su actitud positiva" le han hecho mi dueña en carreteras hasta el cielo abierto de los Dolomitas en plena Selva di Val en la Italia donde mira el cielo azul, y tantas y tantos objetivos cumplidos y los que espero hacer.
Sirva estas pequeñas letras como un pequeño homenaje a mi Vespa, mi amiga...mi Vespa amiga.
En casa sin novedad
Ser felices
Manuel M.

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