pero yo creo que el espíritu Vespaniada se perdió hace algunas de ellas mirando hacia atrás, recuerdo hoy  a todos aquellos que era su primera Vespaniada en Plasencia que este evento se creó de un foro llamado Vespania donde allá por el año 2005 su creador Don Alberto, quiso que pusiéramos cara a todos aquellos  Nick que con una ilusión tremenda queríamos  conocernos, y entre su creador y algún "amigo" por aquel entonces (FALTARON A UNAS CUANTAS DESPUES, no se les echo en falta en esta tampoco) pusieron su granito de arena para arrancar en la imperial Toledo algo que diez años después, no se parece en nada a la original, y hablo con conocimiento de causa, ¡bueno si¡, se pareció en que aquel tercer  fin de semana de Abril del 2006 por que también fue pasado por mucha agua.
Es difícil el hacer un resumen de diez años en tan solo unas letras que no pueden enseñar ni sentir los sentimientos ni el palpitar de mi corazón restaurado al recordar a los que se quedaron en el camino, me gusta aprender de los demás para enseñar a los demás lo aprendido durante tantos años y tantos kilómetros en mis vespas, pero el común denominador de estas reuniones últimamente son los grupitos de clubs que purulan por España y que todos como pitufos vestiditos iguales y que no se relacionan con los otros que de diferente manera visten o lo hacen escasamente, y  no se dan cuenta que lo verdaderamente importante en estas reuniones es la vespa y el conocerse, el compartir experiencias, el relacionarse, ya no tenemos esa camaradería de hablar todos con todos como antaño... si la vespa se diferencia de las demás " motos" es que  no somos del pueblo... ¡¡somos el pueblo¡¡,  y esa cualidad se está perdiendo como cuando la luz atraviesa los arboles en mi deambular por caminos perdidos de mil sierras que cruzan montañas hacia la libertad con mi vespa amiga .
En esta "ultima" Vespaniada  hemos asistidos  muchos de aquella  primera, he disfrutado viendo  AMIGOS que hacía demasiado  tiempo que no abrazaba, hemos  recordado tiempos de otros tiempos, de las propuestas que teníamos para los próximos años y que algunas se quedaron en el camino o simplemente duermen en el cajón del futuro, me gustaría recalcar que  la organización de esta "ultima" se volcó  y se vació para que nos sintiéramos como en casa y a fe que lo consiguieron por que el amigo Elvis y sus compañeros realmente lo bordaron en empeño y fe ciega con su trabajo, no voy a poner un pero a este gran esfuerzo  porque se lo que se sufre organizando estos eventos.
Así que el viernes como estaba previsto y a la hora prevista estaba la organización con sus mejores galas para recibirnos como  esta bendita tierra y sus gentes sabe hacer, comandada por el capitán Elvis a la cabeza del pelotón de voluntarios  en la Plaza de San Esteban de Plasencia, zona turística y tranquila de la ciudad como se decía en la convocatoria, cola para las inscripciones y el ambiente natural al comenzar estos eventos, se notaba según pasaban los momentos (por que todo es una sucesión de momentos en esta vida) que ya teníamos olor y sensaciones de  Vespaniada grande, abrazos y besos tienen muchas ventajas para la salud, pero además eran regueros de evidentes muestras del cariño que muchos de nosotros nos profesamos desde hace años, no voy a ser hipócrita y no diré que todo fue bonito porque también sentí como algún abrazo o apretón de manos de los que yo veneraba hasta hace poco fueron fríos y sin la fuerza del cariño que yo les profeso, ¡¡pero bueno¡¡, ellos saben que yo siempre estaré ahí  y pensaré, y en mis rezos también en  ellos estarán, y solo pediré algo a cambio: “me conformaré con su amistad siempre y cuando me lo permitan".
Y la tarde noche en mi Extrema y dura se adentraba en laberintos de pasiones y sentimientos de charlas y recuerdos entre los que nos sentamos para cenar en el local de un gran tipo como es José Carlos en el local Tentempié, muchas Vespaniadas  entre todos y muchísimos más kilómetros, pero en  la extrema y dura la tarde  cálida se estaba volviendo fría  y nosotros optamos por retirarnos al hotel y descansar para el gran día de mañana sábado.
Eran las ocho de la mañana cuando en el despertador sonaba la diana floreada, porque hoy era el día grande de la ULTIMA VESPANIADA (al menos para mí, el ciclo termina aquí), abro la cortina de la habitación y como se  preveía el cielo amenazaba lluvia, pero eso no nos iba a quitar ni una pizca de ilusión y ganas para ir a desayunar al punto de encuentro en Torre Lucía que es una de las tres grandes torres del recinto amurallado de Plasencia. Su nombre hace referencia al fuego que en ella se mantenía durante toda la noche para guiar a los viajeros que se acercaban a la ciudad, precioso lugar donde no desmerecían el enjambre de colores de nuestras vespas que parecían mimetizarse con la historia dentro del recinto amurallado, el ir y venir, el carraspeo y el humo de cada tuvo escape parecían fundirse con sus piedras, el personal no dejaba de hacer fotos a tanta belleza en tampoco espacio de historia, por sus murallas caminábamos  para ver desde lo alto el arcoíris de color que formaban nuestras vespas, inspiré observando el verde del césped que le daba un color especial  a aquel recinto y luego alcé la vista para contemplar la muralla más lejana; mis ojos quería retener en mi mente todo aquello y por momentos se abrían cada vez más intensamente como si con ello se retuviera mas en mis cajones de memoria, por momentos me olvide que la vida se vive en  un momento, mis oídos dejaron de oír, pero no mis ojos de ver y fue como si no estuviera allí, fue una sensación extraña y placentera a la vez, casi imposible de mantener ...me despertó de mi letargo el sonido ronco de un megáfono diciendo que nos preparásemos... diez minutos...Y salida, vi al personal poniéndose los trajes de agua y nosotros hicimos lo mismo, Isabel haciendo fotos es ya toda una profesional y ni el agua le para por hacer alguna foto donde no las hay,  pero ella la saca, genial.
Pistoletazo de salida, vespas en marcha, el rugido de los motores como sinfonía de orquesta  y todos tomando posiciones con el nervio de los primeros metros, el pelotón con orden saliendo por la puerta amurallada, el humo como rito a los dioses de otras épocas subía al cielo encapotado de la mañana placentina  para parar esas amenazantes y negras nubes que por encima de nuestras cabezas deseosas con descargar su carga de vida, alguno/a diría que  "las penas son como nubes de tormenta; vistas desde lejos".
Serpenteando  por las calles nos dirigimos hacia la salida de la ciudad que nos llevarán primeramente por la Comarca de La Vera, histórica, natural y bella donde las haya, las nubes ya empezaron a descargar sus frías gotas y cada vez lo hacían con gran virulencia pero eso no quitaba un ápice la belleza de la carretera y paisajes mas vellos si cabe con ese agua que acentuaban sus mil colores, el olor a Extremadura guapa cambiaba como los colores del camaleón en celo, y nosotros extremando las medidas de seguridad con nuestra conducción suave  por encima de ese asfalto mojado que nos llevaría hasta la Villa de Jaraiz, donde nos enseñaron el molino más antiguo que originaba el preciado oro rojo: el Pimentón, y que como buenos anfitriones nos regalaron una cajita con el apreciado oro, continuamos  por el municipio de Cuacos de Yuste, junto a su  famoso  Monasterio (una pena no haberlo visitado) pero la lluvia arreciaba cada vez mas y en la subida hacia la Garganta la Olla ya era una cortina total de agua, las cascadas se sucedían por las laderas de la montaña dándoles una belleza sin par en pleno valle del Jerte y la bajada por la carretera de la Garganta Caozo que por momentos se hacía peligrosa mas para aquellos no acostumbrados a la vespa y sin muchos kilómetros en sus espaldas, se sucedieron algunos incidentes sin demasiada gravedad, o mínima diría yo porque Dios siempre está con nosotros, aunque algunos no seáis creyentes yo creo que un milagro si hizo el sábado a medio día, y alguien sabe de que hablo. No cruzamos de una cara a la otra el Valle para pasar por los municipios de Navaconcejo y Rebollar hasta llegar a El Torno, en cuyo mirador teníamos una para obligatoria, para poder divisar en su plenitud la grandiosidad del Valle, coronado por Plasencia al fondo, pero la lluvia areciaba cada vez mas, así que la organización,  obstó por coger el plan B y mandarnos directamente al Hotel Ciudad del Jerte donde comeríamos todos, creo que fue una decisión importante, difícil y  decisiva pero creo que acertaron de pleno y les doy la enhorabuena por que en esos momentos es difícil mantener serena toda una organización.
La comida oficial de la X VESPANIADA en el Hotel Ciudad del Jerte se vivió como lo que tenía que ser, una fiesta en su totalidad, se repartieron, premios, regalos, trofeos y menciones especiales, una de ellas recayó en mi por las 10 Vespaniadas seguidas que he echo...gracias, mil gracias, a toda la organización y sobre todo a Alberto , el padre de este invento que termino en el lugar idóneo ...en la Extremadura de los conquistadores para que pase a la posterioridad  como el evento referente en España sobre vespas y lambrettas.
Pero seguro que otros eventos vendrán que buenos nos harán, como dice el dicho...lo dejo en el aire.
Señoras y señores hasta aquí la  X VESPANIADA...pan,  pan y este cuento se termino.
Ser felices
En casa sin novedad
Manuel Martin (MAMU_56)

 

Y quisiera terminar dedicando este poema del maestro Neruda a lo que significaba la Vespaniada para mi, a la ultima.

Poema 20... Puedo escribir los versos más tristes está noche...

Puedo escribir los versos más tristes está noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

 

Pablo Neruda.

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